lunes, 24 de mayo de 2010
Aire comprimido, una droga de “moda”
Fernando Valdez es especialista en adicciones del Centro de Integración Juvenil (CIJ) de la unidad Gustavo A. Madero Aragón, quien además de los videos de jóvenes consumiendo aire comprimido en la red, tiene cifras más reveladoras; asegura que lo que comenzó como un juego entre adolescentes ha elevado a 100%, en los últimos cuatro meses, las visitas de consumidores a rehabilitación respecto al año pasado. Mientras los jóvenes consumidores explican que está de moda, los terapeutas aseguran que es una droga experimental, pues “los adolescentes sienten que por tener cuerpo y mente ‘nueva’ pueden estrenarlos con cualquier cosa que les genere nuevas sensaciones”, dice Valdez.
Alrededor de 30 jóvenes de una colonia de clase media ejemplifican las cifras. Todo comenzó en la recámara de Verónica. Una tarde citó a su novio y a su mejor amigo. Harían la prueba con el aire comprimido, la idea la habían sacado de la película A los 13, donde dos chicas se drogan así. “Verónica y sus compañeros iniciaron la modita en la colonia”, dice Cristian, consumidor desde hace un año.
Antes de convertirse en la Banda airada, como se denominan, bebían cerveza y fumaban tabaco. En el último año, la mayoría de adolescentes en este barrio ha consumido aire comprimido, aunque sea sólo por una vez. “De una a cuatro latas diarias”, dice Cristian. “Nos ha pasado de todo, desde el que se cae y le dan ataques como de epilepsia, hasta al que madreamos en su viaje y por no sentir cuando despierta, termina todo golpeado. Euforia, colores, negros, segundos de muerte. Hacemos vaca para las latas”. Y al preguntarle si sus padres saben lo que hacen: “¿Cacharnos?... No, nadie se da cuenta”.
Como una asfixia
Fernando Valdez explica que “como todas las drogas, el efecto dependerá del cuerpo. Eso sí, a algunos les puede dar un infarto cerebral desde el primer contacto. Otros ven luces de colores. Por minutos no saben dónde están. Son las mismas características de cuando se sufre asfixia. La mayoría son monousuarios, de tipo experimental. No es el típico paciente que lleve años haciéndolo, quizá unas cinco veces”.
Generalmente son jóvenes de secundaria que experimentan por creer que es gracioso. “No lo miran como una droga. Además, los envases no tienen mensajes en letras grandes que lo aclaren, ni las restricciones o los peligros”.
El Consejo Nacional contra las Adicciones reconoce que no hay una campaña de prevención ante esta nueva droga que se cataloga entre los inhalantes. Lo que se sabe después de varios años de consumo y de estudiar a pacientes es que puede provocar muerte cerebral y con el tiempo tener olvidos frecuentes. “Después de que se desmayó, convulsionó y no saben que pasó, vienen las secuelas como olvidos frecuentes y comprensión con dificultad. En los casos mas graves hay hasta demencia”, explica.
A terapia llegan los casos de daño más graves, los que se cayeron en pleno patio de la secundaria, los que sufrieron ataques epilépticos desde una primera toma y los que fueron sorprendidos por sus padres o sus maestros, pero afuera hay miles de jóvenes que se están drogando con aire comprimido y que sufren desmayos por minutos sin saber que cada jalón les mata millones de neuronas.
Los más preocupados con el asunto, dice el especialista, son los padres de familia, pues los jóvenes pese a estar en tratamiento tardan en asimilar que usaban droga. La recuperación es alta, si el daño es mínimo. En la recuperación tienen el apoyo de sus padres, escuelas y de terapia integral.
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